...

«Me consideras un hombre culto y leído. Sin duda te equivocas, dijo Confucio.
Tan sólo he tomado el hilo que enlaza el resto»

viernes, 3 de agosto de 2012

La lección

Estos últimos días empecé a traicionar un poquito a #ExplorArTIC.
Al estilo discreto, como se cuenta en el libro "El lector", esa forma de traición en la que no andas por ahí ventilando los secretos humillantes del traicionado, sino que, por el contrario, te callas sus virtudes o su existencia.
Me autoperdono porque miro la interminable lista de tareas que tengo entre manos y me digo que en todas, de algún modo, sigo haciendo esto mismo que es explorar qué rayos va pasando con la dupla conectarse-aprender.

He mirado, no obstante, a vuelo rasante de pájaro, algunas de las producciones de los compañeros. Lei el post de Martica, desde el cual pude (tardíamente) ver qué tal fue la sesión de videoconferencia. (gracias!)
Participé un poquito en la charla del grupo de Facebook, en cuestiones sobre la memoria (¿otra vez, nena?) y sobre el almacenamiento... sobre información y conocimiento... las categorías se vuelven viscosas y ariscas... es como patinar en baba de alien: te querés salir de ahi pero te retiene la curiosidad. :)

Y yo soy muy curiosa, muy preguntona, me cosquillean las dudas y necesito coleccionar preguntas, como otros coleccionan cajitas de fósforos o monedas. Dándole vueltas al asunto de las tuberías y el contenido (creo que fue de las primeras metáforas del conectivismo que me flecharon) recordé una situación con mis datos digitales, hace bastantes años. Pre-nube, claramente.

Sufrí un ataque a mi compu, esos que acceden por algún programa de descarga, que se yo. No soy la CIA, asi que nunca había creido mucho en esos vandalismos. Pero bueno, sí, me tocó. Alguien accedió remotamente a mi compu y creó un cataclismo tamaño medio. Borró archivos, corrompió otros, dejó mensajes en muchas carpetas, reemplazó contenidos... Para cuando me di cuenta de que no era un virus, sino una persona accediendo y realizando estas maldades, ya había desaparecido una gran cantidad de material digital de mucho valor para mí. En especial lamenté la pérdida completa de unos archivos de audio, que eran las voces de mis hijos cuando empezaban a hablar.

Pero bueno, en ese momento yo participaba de una de esas redes de chat prehistóricas (jaja) gestionadas con IRCap y un amigo virtual desde Zaragoza me dijo, para consolarme: "oye...manda mail a todos tus contactos y pídeles que te reenvíen todo lo que alguna vez les compartiste"

Era una idea simple y genial, porque el tipo había borrado archivos, pero no había borrado a mi red de gente. ¿Cómo no lo pensé? 
Así que hice eso, mandé mails a todos. Y esperé. Al cabo de unos días había recibido de regreso muchos materiales en sus versiones "originales" (lo buenísimo de las copias digitales es que no pierden calidad, no se desdibujan...) muchos documentos de trabajo, escritos, artículos. Muchas fotos (incluso algunas que no recordaba haber enviado...) y sobre todo, mucha empatía y comprensión.

Hoy en día creo que pasaría menos angustia inicial, porque sé que tengo más cosas almacenadas en la nube que en los puestos donde las manipulo. Con un poco de caos, cierto, pero ¿quién no?
Sé que si se quema una de mis computadoras, perderé algunos objetos, pero no la mayoría... La lección del backup, que se suponía era la que debí aprender de esa experiencia, no la aprendí. Aprendí algo mucho mejor y más poderoso.

Por eso... y por aquí retomo, creo que me atrae tanto la idea de la circulación de datos que se entrelazan y devienen información, en las tramas de información que se entrelazan con procederes y valores y estrategias de uso y devienen conocimiento.

En el texto que estamos leyendo entre todos de Siemens, leo:

"En una economía del conocimiento, el flujo de información es el equivalente de la tubería de petróleo en la sociedad industrial"

Bien, pero me gusta más pensar en las tuberías de agua, sobre todo porque el agua que circula por las tuberías de la sociedad y se asoma aquí y allá capturada por grifos que impulsan, detienen, vuelven a mover, se transforma en mate, sopa, ducha, bombita de carnaval, vaso de limonada, jardín regado...
El punto es...
¿Quién abre la canilla y quién la cierra? ¿Quién instala un artilugio para dispersar el agua por goteo en las plantaciones de maíz? ¿Quién recolecta el agua y luego la reparte alegremente? ¿Quién la suelta a borbotones y quién a gotitas minúsculas? 

Dice también ese mismo texto que:
"Al interior de las redes sociales, los hubs son personas bien conectadas, capaces de promover y mantener el flujo de información."

Esas personas que concentran y redistribuyen el flujo del agua. Los que están muy conectados y funcionan como propulsores, los que concentran, las que tejen red...
Red --> personas --> instituciones --> organización...y el círculo se reinicia...organizaciones --> instituciones --> personas --> red...

En aquellos lejanos años de mis datos en memorias internas y sin tuberías, ya se empezaba a vislumbrar, no obstante, la potencia de "almacenar tus datos en tus amigos"
Las únicas piezas que no recuperé fueron aquellas que me había guardado solo para mí misma.

Esa fue mi lección acerca de compartir información, que mi amigo Xavi, el de Zaragoza, sintetizó en una bella frase "Lo que compartí, lo tengo. Lo que me había guardado, lo perdí"

Buenas noches a todos, compañeros de tuberías y de grifos ;)

1 comentario:

Luis Rafael Amario dijo...

He disfrutado mucho la lectura de estas incidencias que compartes. Una gran lección digna de aprender. Para estar siempre atentos y"compartir" con nuestr@s amig@s en la red....Me queda cada cada vez mas claro ahora. ...Gracias Siempre, VeraRex!