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«Me consideras un hombre culto y leído. Sin duda te equivocas, dijo Confucio.
Tan sólo he tomado el hilo que enlaza el resto»

martes, 17 de julio de 2012

Nodos, conexiones, fotos, personas, hilos...

Hoy leí la entrada de un compañero de camino en  ExplorArTIC que llegó puntual y automáticamente a mi correo.
Caray...! sólo esa acción me disparó un montón de pensamientos. Por ejemplo, me puse a pensar cómo era que "me llegaba" la información de temas novedosos en relación a educación y tecnologías hace... veinte años? 
Hace 20 años yo ya era docente, ya estaba interesada en la tecnología, ya sentía una curiosidad por ver hasta donde este hilo enlazaría el resto. Pero no era fácil acceder a lecturas, a autores emergente, ni siquiera era fácil leer opiniones de personas que pensaban parecido, en otras partes de mi país, de mi región, del planeta. Es decir que ya, simplemente, el hecho de este puente que Diego Leal ayuda a construir tomándose su tiempo, aprendiendo y volcando en la red eso que aprende, ya simplemente esta acción de generar un registro de publicaciones etiquetadas y elegir un mecanismo y un dispositivo para que nos lleguen a todos los que estamos interesados en la temática, es un enorme paso adelante.


Quizás la acción se llama igual que antes: suscribirse a una lista. Mis padres, recuerdo, eran suscriptores de un círculo de lectores, que, una vez al mes, les enviaba un catálogo de libros para seleccionar. Un mes compraban, otro mes...no (eran tiempos de ahorro...) El mecanismo era idéntico: suscribirse, esperar que la información llegase filtrada, elegir qué, leer.
Pero el modo en que se conectan hoy la acción de suscribirse y la acción de leer muestra una diferencia profunda y sustancial. Uno no se suscribe como lobo solitario, sino ya enraizado en el movimiento de las redes. Yo leo la entrada etiquetada como ExplorArTIC y siento de inmediato el deseo(y la habilitación) para conversar, para responder...aunque sea, desde otra fuente de lectura, este blog.


Entonces... cuando leo la entrada de Edgar, que inicia diciendo:  "Lamentablemente no recuerdo de dónde tomé esta imagen de Stephen Downes traducida, fue de un blog, de momento no puedo recuperar la dirección..." siento de inmediato las ganas, la necesidad, de responderle: esa imagen, como bien lo dice al pie de la misma, es una recreación del diseño que hizo, a mano alzada y sobre una pizarra blanca, Stephen Downes. Quien hizo la bonita "traducción" a lenguaje gráfico (y apenas, un pelín mas ordenado) fue el Prrofesor Potachov de Moldavia. Ese nombre divertidisimo es el alter ego de un creativo profesor de educación física, que por esos movimientos del destino terminó al frente de una clase de tercer grado de escuela primaria, liderando actividades de arte con tecnología.


Por esas cosas (¿del destino?¿será sólo el destino? ¿o las conexiones buscan las cañerías por donde circular mejor?) ese mismo profesor, Néstor Alonso, el prrofesor Potachov, fue quien tuvo a su cargo la tarea de ilustrar la traducción del libro de George Siemens "Conociendo el conocimiento"


Sentí también la necesidad de contarle a Edgar un modo efectivo y simple de rastrear y encontrar al autor de una imagen. Edgar: sube la imagen a Google Imágenes y síguele la pista. Yo he diseñado un experimento con mis alumnos virtuales de "Herramientas tecnológicas"  de "seguirle la pista" a una imagen, destejer desde un dato visual una historia que se extiende, como las hifas de un hongo fantástico, por páginas y links, y libros y gentes...


Y piensa, pensando... anudé esta reflexión con algo que me gustaría llamar "la historia de una foto"
La foto es esta:



Y la historia se resume así: 
Hace unos ¿meses?¿años ya? conocí por sus escritos, por la red, a Stephen Downes. También conocí a Diego, primero por la red, luego, lo leí con más atención por recomendación de mi amigo Fernando Santamaría. Más adelante, nos cruzamos en persona y este año compartimos en Buenos Aires un Educamp y unos ratos libres. En esos ratos libres Diego me contó de la afición de Stephen por la fotografía y de cómo le había dado buenos consejos en ese sentido. Es que Diego también gusta de la fotografía...y yo comparto el interés y el gusto...aunque aun no me he decidido por la compra de una linda cámara, con la cual el hobby se disfruta mejor. Diego y Stephen sí...;)
Hace poco, un mes atrás, en el congreso de Virtual Educa en Panamá, veo a Stephen Downes dando vueltas. Me sorprendí, porque no sabía que estaría en el congreso, pero vamos! ya que estaba, me fui a su conferencia. Llegamos temprano (ambos) y para no perderme nada me fui adelante de todo, donde estaba sentado el propio Stephen, intentando conectarse a la wifi del evento. Claro, por cierto, mi costado "fan" se acercó y le dio la clave que necesitaba, y le pregunté si le podía tomar una foto. Sí, claro. Subí la foto a Twitter enseguida y lo mencioné así "@Downes biding his time.... In #virtualeduca2012"

Al rato comenzó la exposición (MUY interesante, por cierto!) en la que Stephen volvió a hacernos pensar en las redes, los nodos, las conexiones, los flujos...
En la última diapositiva de su presentación, además de la URL de su sitio web, muy empáticamente subió la foto de marras, con el añadido de "Thanks, @verarex" y el link a mi foto en twitter.



Desde ese "thanks", desde esa foto, varias personas interesadas en las mismas ideas que Stephen me agregaron a su red en Twitter. Algunos la vieron en Facebook. Sucedieron algunas cosas, digamos.
Y entonces, no puedo menos que pensar en cuántas maneras interesantes e inesperadas tienen las redes de funcionar, tienen los hilos de enlazarse unos a otros y de armar esas tramas que nos sostienen y nos cosquillean.
Sí, las redes te sostienen, pero también te hacen ver la fragilidad de las conexiones...hum... sigo leyendo y escribo sobre esto en un próximo post. :)



jueves, 12 de julio de 2012

Conocer, recordar, olvidar

¿Conozco algo cuando lo recuerdo? ¿O conozco porque lo acabo de descubrir?
Ya sé que Platón se hizo esta pregunta con más tiempo (y esclavos que lo abanicaban, entretanto) y que es motivo de feroces o sutiles peleas epistemológicas. Pero dicen que cada hombre puede (podría) repreguntarse todas las grandes cuestiones de la humanidad...y aquí me tienen...


¿Conocer es recordar las ideas que preexisten? ¿Hablar es recuperar las estructuras que subyacen a la condición humana, como predica Chomsky?
¿El conocimiento está por allí y se nos revela? ¿O es necesario pasar por un trabajoso camino de adquisición?
¿O quizás por un lúdico camino de adquisición, como parece sugerir George Siemens, con su hipótesis sobre las cañerías y el recorrido, y no tanto sobre el líquido acumulado al final en el estanque...?


Tantas preguntas solo leyendo el primer material.!  Que es este:





Entonces recordé un viejo post de mi otro blog (veramarina) que se titulaba "Es necesario olvidar para vivir?" Aquí va, sigo pensando así...

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Hablábamos los tres sobre la identidad...
¿Uno sigue siendo uno mismo si una máquina clona sus partículas elementales una por una con exasperante similitud y las reproduce, digamos, a varios o miles de km al mismo tiempo que las partículas "originales" son destruidas? ¿O esa "copia" de nosotros mismos es una nueva persona? Si un sujeto empieza a vivir en otro planeta a partir de un punto de su vida....¿cambia al punto de ser otro? ¿O sigue siendo el mismo individuo, pero que toma una nueva identidad para sí?
En este mar de dudas y de aseveraciones (mis hijos han heredado de mí esa rara convicción de decir supuestos como si fuesen verdades reveladas...) de pronto sobresale un item en particular: si me reproducen con una máquina... ¿la copia tendrá mis recuerdos, mis sentires? ¿Tendrá memoria de lo que he sufrido, de mis preferencias, de mis vergüenzas, de mis modestos triunfos? ¿Podrá la supuesta máquina teletransportadora llevarse asimismo el fardo de mi memoria?


En este punto fue que Pato se quedó pensando (supongo)
Rato más tarde, intrigado y con esos ojotes inquisidores, vino con la duda "Es necesario olvidar para vivir?"
Y con la aclaración:
"Quiero decir... si uno trata de acordarse de todo lo que le pasa o lo que aprende...el cerebro no se llena alguna vez? no habrá que ir dejando más lugar...? olvidándose algunas cosas..?"

Quise tomar poéticamente la pregunta. Emocionalmente. En un sentido romántico, si se quiere.
Le dije que sí, pero que uno olvida ciertas cosas, no para "desocupar el cerebro" sino para soportar mejor la vida y algunas de sus circunstancias. Que tampoco es necesario torturarse si algunas veces el cerebro se niega a guardar cierta información (como el pluscuamperfecto de la 3ra conjugación) porque hay cosas que estarán siempre en los libros...(agrego ahora: que le podrás preguntar a la red...)
Que olvidamos lo feo para que quede más espacio para lo bello.
Que recordamos lo bello para atesorarlo, y que se repita.
Que debemos aprender a "soltar" los recuerdos que nos lastiman, aunque tengan su costado bonito, tierno, melancólico...


Le iba respondiendo...y me escuchaba a mí misma dándome una lección.


¿Es necesario olvidar para vivir? Sí, es necesario. El día que se invente la máquina teletransportadora, que vayamos livianos de equipaje, bien dispuestos, alegres, desapegados, mínimos, con unos pocos y buenos recuerdos, bien elegidos, como herramientas para conjurar la nostalgia.

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¿Y por qué anudo este tema con el tema de memorias y olvidos con el tema de la cognición, el conocimiento, el surgimiento del aprendizaje en red...?
Uy, por varias razones. Pero sobre todo porque el texto de Siemens me provocó una EVOCACIÓN  de estos asuntos. De cómo las redes, que siempre han existido entre los seres humanos, están alcanzando el aprendizaje de un modo particular a través de redes digitales. De cómo tenemos la percepción de "saber cosas" solo porque recordamos algo de ellas. De cómo algunas herramientas populares en las redes digitales se han adosado a nuestra experiencia de conocer/recordar como una suerte de memoria externa de lo social: el cumpleaños de un antiguo compañero, la nueva situación sentimental de un ex, las tendencias entre los jóvenes a los que vemos tangencialmente por las redes compartidas con alumnos, sobrinos,hijos, el surgimiento de palabras de moda, la existencia o surgimiento de carreras, instituciones, conceptos...


Ayer, en una conferencia en mi trabajo, Mariano Gordillo mencionó el fenómeno de la hipermnesia . Ese sufrimiento que padecía Funes, el personaje de Borges, que era incapaz de olvidar. 
La hipermnesia es una enfermedad y no una bendición, porque quienes la padecen tienen registro de su autobiografía de una manera perfecta: recuerdan a todos los compañeros de primaria, a todos los profesores de la secundaria, incluidos los suplentes, recuerdan todos los aniversarios, los cumpleaños, recuerdan "lo sublime y la anécdota más estúpida" . tal como lo describe en una nota el diario El País.

Y justamente, a raíz de esa nota, Mariano comentaba que Facebook, niño mimado de las herramientas "sociales", cuasi sinónimo de "redes sociales" hoy día, actúa como un perverso y continuo simulador de la hipermnesia.

Es muy interesante este cruce... a mí, en especial, me puso a pensar acerca de si recordar mucha información se asemeja, en el imaginario popular, a tener mucho conocimiento.

Dicen que el Rey Salomón era considerado SABIO  porque tenia una memoria prodigiosa que le permitía recordar miles y miles de proverbios, los cuales aplicaba a casos particulares, con una inteligencia maravillosa. (Bueno, aquí queda claro, no solo era memorioso, también era astuto...)

Les dejo el link al artículo sobre Facebook e hipermnesia, es por aquí


Y sigo leyendo.
Y sigo pensando...en red.



RE-apertura

Señoras y señores...
Se reabre este blog, ahora como espacio de escritura y repositorio de ideas, para llevar adelante el curso abierto que coordina Diego Leal.
Esta vez no fallaré.