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«Me consideras un hombre culto y leído. Sin duda te equivocas, dijo Confucio.
Tan sólo he tomado el hilo que enlaza el resto»

jueves, 12 de julio de 2012

Conocer, recordar, olvidar

¿Conozco algo cuando lo recuerdo? ¿O conozco porque lo acabo de descubrir?
Ya sé que Platón se hizo esta pregunta con más tiempo (y esclavos que lo abanicaban, entretanto) y que es motivo de feroces o sutiles peleas epistemológicas. Pero dicen que cada hombre puede (podría) repreguntarse todas las grandes cuestiones de la humanidad...y aquí me tienen...


¿Conocer es recordar las ideas que preexisten? ¿Hablar es recuperar las estructuras que subyacen a la condición humana, como predica Chomsky?
¿El conocimiento está por allí y se nos revela? ¿O es necesario pasar por un trabajoso camino de adquisición?
¿O quizás por un lúdico camino de adquisición, como parece sugerir George Siemens, con su hipótesis sobre las cañerías y el recorrido, y no tanto sobre el líquido acumulado al final en el estanque...?


Tantas preguntas solo leyendo el primer material.!  Que es este:





Entonces recordé un viejo post de mi otro blog (veramarina) que se titulaba "Es necesario olvidar para vivir?" Aquí va, sigo pensando así...

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Hablábamos los tres sobre la identidad...
¿Uno sigue siendo uno mismo si una máquina clona sus partículas elementales una por una con exasperante similitud y las reproduce, digamos, a varios o miles de km al mismo tiempo que las partículas "originales" son destruidas? ¿O esa "copia" de nosotros mismos es una nueva persona? Si un sujeto empieza a vivir en otro planeta a partir de un punto de su vida....¿cambia al punto de ser otro? ¿O sigue siendo el mismo individuo, pero que toma una nueva identidad para sí?
En este mar de dudas y de aseveraciones (mis hijos han heredado de mí esa rara convicción de decir supuestos como si fuesen verdades reveladas...) de pronto sobresale un item en particular: si me reproducen con una máquina... ¿la copia tendrá mis recuerdos, mis sentires? ¿Tendrá memoria de lo que he sufrido, de mis preferencias, de mis vergüenzas, de mis modestos triunfos? ¿Podrá la supuesta máquina teletransportadora llevarse asimismo el fardo de mi memoria?


En este punto fue que Pato se quedó pensando (supongo)
Rato más tarde, intrigado y con esos ojotes inquisidores, vino con la duda "Es necesario olvidar para vivir?"
Y con la aclaración:
"Quiero decir... si uno trata de acordarse de todo lo que le pasa o lo que aprende...el cerebro no se llena alguna vez? no habrá que ir dejando más lugar...? olvidándose algunas cosas..?"

Quise tomar poéticamente la pregunta. Emocionalmente. En un sentido romántico, si se quiere.
Le dije que sí, pero que uno olvida ciertas cosas, no para "desocupar el cerebro" sino para soportar mejor la vida y algunas de sus circunstancias. Que tampoco es necesario torturarse si algunas veces el cerebro se niega a guardar cierta información (como el pluscuamperfecto de la 3ra conjugación) porque hay cosas que estarán siempre en los libros...(agrego ahora: que le podrás preguntar a la red...)
Que olvidamos lo feo para que quede más espacio para lo bello.
Que recordamos lo bello para atesorarlo, y que se repita.
Que debemos aprender a "soltar" los recuerdos que nos lastiman, aunque tengan su costado bonito, tierno, melancólico...


Le iba respondiendo...y me escuchaba a mí misma dándome una lección.


¿Es necesario olvidar para vivir? Sí, es necesario. El día que se invente la máquina teletransportadora, que vayamos livianos de equipaje, bien dispuestos, alegres, desapegados, mínimos, con unos pocos y buenos recuerdos, bien elegidos, como herramientas para conjurar la nostalgia.

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¿Y por qué anudo este tema con el tema de memorias y olvidos con el tema de la cognición, el conocimiento, el surgimiento del aprendizaje en red...?
Uy, por varias razones. Pero sobre todo porque el texto de Siemens me provocó una EVOCACIÓN  de estos asuntos. De cómo las redes, que siempre han existido entre los seres humanos, están alcanzando el aprendizaje de un modo particular a través de redes digitales. De cómo tenemos la percepción de "saber cosas" solo porque recordamos algo de ellas. De cómo algunas herramientas populares en las redes digitales se han adosado a nuestra experiencia de conocer/recordar como una suerte de memoria externa de lo social: el cumpleaños de un antiguo compañero, la nueva situación sentimental de un ex, las tendencias entre los jóvenes a los que vemos tangencialmente por las redes compartidas con alumnos, sobrinos,hijos, el surgimiento de palabras de moda, la existencia o surgimiento de carreras, instituciones, conceptos...


Ayer, en una conferencia en mi trabajo, Mariano Gordillo mencionó el fenómeno de la hipermnesia . Ese sufrimiento que padecía Funes, el personaje de Borges, que era incapaz de olvidar. 
La hipermnesia es una enfermedad y no una bendición, porque quienes la padecen tienen registro de su autobiografía de una manera perfecta: recuerdan a todos los compañeros de primaria, a todos los profesores de la secundaria, incluidos los suplentes, recuerdan todos los aniversarios, los cumpleaños, recuerdan "lo sublime y la anécdota más estúpida" . tal como lo describe en una nota el diario El País.

Y justamente, a raíz de esa nota, Mariano comentaba que Facebook, niño mimado de las herramientas "sociales", cuasi sinónimo de "redes sociales" hoy día, actúa como un perverso y continuo simulador de la hipermnesia.

Es muy interesante este cruce... a mí, en especial, me puso a pensar acerca de si recordar mucha información se asemeja, en el imaginario popular, a tener mucho conocimiento.

Dicen que el Rey Salomón era considerado SABIO  porque tenia una memoria prodigiosa que le permitía recordar miles y miles de proverbios, los cuales aplicaba a casos particulares, con una inteligencia maravillosa. (Bueno, aquí queda claro, no solo era memorioso, también era astuto...)

Les dejo el link al artículo sobre Facebook e hipermnesia, es por aquí


Y sigo leyendo.
Y sigo pensando...en red.



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